Según se mire, el arte y la religión es una enfermedad, según se mire es la mejor aproximación a lo real. El genuino artista no pretende nada. Es el arte por el arte. Se siente a gusto creando, abandonado a la creación en un contexto favorable. Construir este contexto favorable es una labor previa indispensable. Todo arte es transcendente en la medida que consigue aproximarse a lo real. Todo arte es peligroso, o si se prefiere sacrificial. En la historia del pensamiento occidental, el arte deja de entenderse como copia de la natiraleza y pasa a ser creador de realidad. El artista/visionario hace una cierta experiencia de lo inacesible. En nuestro tiempo resulta evidente la dimensión religiosa del arte, su función compensadora de la secularidad y la tecnociencia. Todo el fetichismo, el mundo del diseño, el mundo de las marcas comerciales, es síntoma del vacío dejado por las predicaciones muertas de las iglesias. Trasnochadas e inservibles para muchos. El arte ha sido siempre sagrado, ambivalente. Ha provocado fascinación y temor. Y quien dude de ello no tiene mas que comprobar la inmensa desconfianza con que el arte ha sido contemplado por los poderes establecidos, muy particularmente por las iglesias. Ello es que el arte destruye los discursos estereotipados de la sacralidad oficial, para abrir las puertas del misterio mucho más terrible y mas peligroso de la sacralidad real. En el romanticismo los artistas eran muy conscientes de ello. Ellos transportablan la antorcha del misterio y a menudo morian en el altar del sacrificio.
Hegel decretó no tanto la muerte del arte como del caracter religioso del arte. El arte sigue siendo la religión de los que no tienen religión. La actualidad es una edad de cambio cultural, de fragmentación, provisionalidad, , vacio y eclecticismo. Hoy las vanguardias están en crisis permamente. No hay una orientacion general ya que todos los estilos están a nuestra disposición arbitrariamente. Hoy se lleva la mezcla de la nuevas tecnologias y el origen remoto del arte. La naturaleza vuelve a ser divina porque es imprevisible y creadora. La naturaleza es resacralizada. El monoteismo bíblico había despojado a la naturaleza de toda sacralidad, pero la religión subterranea, esto es el arte, ha mantenido siempre la llama. La naturaleza es ciertamente un todo. Pero además de armoniosa es disonante, cruel, arbitraria. No existen en ella las Ideas Platonicas. Noy hay leyes eternas. La naturaleza va improvisando sobre la marcha.
Hoy el arte ya no lo entendemos como trascendente, pero no es porque haya perdido el sentido de la trascendencia (porque el arte es trascendencia), lo que ocurre es que hay poco arte. Siempre ha habido poco arte.
Paniker y yo.
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